Es interesante ver que en los últimos días el precio interno del café colombiano ha estado “arañando” los máximos históricos alcanzados en el año 2011 de $1’164,000 por carga de 125kg de pergamino, y este hecho pareciera estar pasando desapercibido.
¿Será que ya olvidamos que la última vez que el café colombiano estuvo a estos niveles, dos años después nuestra caficultura vivió quizá la peor crisis de su historia, con precios por debajo de $400,000 por carga?
¿O será que aún no hemos aprendido a almacenar provisiones en el verano, como nos lo enseña la hormiga en Proverbios 6:6-8?
Qué diferente sería que la misma propaganda que se usa cuando los precios están bajos para salir a culpar a las multinacionales y a los especuladores de ser los causantes de todos los males de los productores, se usaran en tiempos de precios máximos históricos como estos para promover la educación financiera y gestión de riesgos financieros, y también para enseñarles y ayudar a los caficultores a proteger sus cosechas a niveles como estos que les garantizan rentabilidad, y sobre todo tranquilidad.
Qué diferente sería que los fondos que se usan para subsidiar el precio interno cuando este no alcanza a cubrir los costos de producción, se usaran hoy día para asegurar niveles de rentabilidad mínima para todos los productores del país.
Qué diferente sería que aplicáramos el principio tan simple de “prevenir en vez de curar”.
El pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla. “Si quieres ver resultados diferentes, tienes que hacer cosas diferentes” –Albert Einstein.
Artículo redactado por: Andrés Agredo, 16 de marzo de 2020.