En la declaración final de los participantes al Primer Foro Mundial de Productores de Café que se celebró en Medellín el pasado 10 a 12 de Julio de 2017, se señaló a la baja rentabilidad del cultivo del café como la principal preocupación del sector, y se reveló como una de sus causas, los bajos precios internacionales del grano.
Y no es para menos. Según los estudios presentados en el foro, si el precio pagado por la libra de café en los años 80 ($1.20 dólares / libra) se actualiza usando únicamente el Indice de Precios al Consumidor de Estados Unidos, debería costar hoy día al menos $3,50 dólares, muy por encima de $1,30 dólares, precio al que se cotizaba por los días del foro.
Y como mayores culpables se llevaron a juicio la irracionalidad, especulación -y hasta injusticia- de los mercados financieros, los cuales quizá no reflejan la realidad del mercado físico hoy día.
Pero esa misma irracionalidad, especulación –e injusticia- de los mercados financieros también ha llevado la cotización del café a niveles cercanos a ese “precio justo” de $3,50 dólares -incluso mucho antes del 2017- Por citar algunos ejemplos:
- En 1986, la libra de café se llegó a cotizar a $2,75 dólares.
- En 1994, se llegó a cotizar a $2,63 dólares.
- En 1997, se llegó a cotizar a $3,18 dólares.
- En 2011, se llegó a cotizar a $3,06 dólares.
- En 2014, se llegó a cotizar a $2,25 dólares.
Gráfico de los Futuros de Café, también conocidos como “Contrato C” (1980 – 2018):
Mi pregunta en el foro a los ministros de agricultura fue “¿qué hicimos (los países productores) en esos momentos para fijar precios altos para el futuro y proteger así a nuestras industrias productoras de café contra potenciales caídas en los precios del grano?”
El Presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, mencionó en su discurso el “masificar el uso de los instrumentos financieros para las coberturas de riesgo como una parte de la solución al sector cafetero”, aclarando también que los mecanismos de Bolsa “son menos costosos” que los mecanismos directos (como la propuesta de los 5 centavos de dólar añadidos por taza para darlos al productor), y que con ellos se puede “crear una cultura sostenible de gestión de riesgos”.
Entonces continué con mi pregunta, “¿sus gobiernos están trabajando en alguna iniciativa para educar y capacitar a los productores de café en el uso de estos instrumentos financieros?”, y la respuesta que recibí de parte del Ministro de Agricultura de México fue “tenemos que tener clara la dinámica primeramente, crear confianza y credibilidad entre los productores, entre productores e instituciones, y entre instituciones y gobiernos”. En mi opinión, no vislumbré nada “concreto” y “palpable” para el futuro en esa área, lo cual me preocupó.
Los contratos de futuros de café -que se negocian en Nueva York desde el año 1882- permiten acordar una entrega física de una cantidad estandarizada de café entre un comprador y un vendedor, en una fecha futura y a un precio establecido. En otras palabras, si un productor nota que el precio actual del café que se cotiza en Bolsa es atractivo y rentable para su negocio, puede vender hoy la producción que estima tener a futuro, y protegerse así contra una eventual caída de los precios internacionales del grano.
¿Hemos utilizado estos mecanismos de Bolsa en el pasado? ¿Los estamos utilizando hoy? ¿Nos vamos a capacitar para utilizarlos y aprovecharlos en el futuro?
Y a diferencia de los contratos “forwards”, que comúnmente ofrecen algunas cooperativas bajo el nombre de “futuros” o “futuritos”, los contratos de futuros se negocian en un mercado centralizado, es decir, dentro de una bolsa organizada y que actúa como Caja de Compensación, lo cual elimina el riesgo de incumplimiento (factor importante que desestimula el uso de los “forwards”), y que además, tanto el comprador como el vendedor pueden deshacerse del contrato simplemente realizando la operación inversa ejecutada al precio que está en ese momento, y asumiendo la ganancia o la pérdida financiera al momento de cierre de la posición en contratos de futuros, la cual contrarresta la ganancia o la pérdida obtenida a la hora de entregar el café físico.
En resumen, la misma irracionalidad y especulación de los mercados financieros que ha llevado el precio del café a niveles tan bajos como para afectar la rentabilidad del caficultor, en el pasado también ha llevado el precio del grano a niveles considerados como justos y atractivos, impulsada ya sea por temores de choques de oferta, o por cualquier otra razón. Y a menos que podamos controlar la madre naturaleza y predecir con certeza el futuro de nuestras cosechas, los choques de oferta volverán a existir, tarde o temprano, y en ese momento seguramente los precios volverán a dispararse. La pregunta no es entonces ¿volverá a suceder?, sino ¿estaremos preparados para aprovechar la oportunidad?
La volatilidad de los precios internacionales del café seguirá existiendo, gústenos o no, nos parezca justa o no. Darwin dijo “no es la especie más fuerte la que sobrevive, sino la que mejor se adapte”, frase aplicable a los negocios, y como la producción de café es un negocio, o adaptamos nuestros negocios a esta realidad, o nos exponemos a dejar de existir.
Es cuestión de aprovechar la oportunidad cuando el precio internacional de nuestro café vuelva a subir, de reconocer que los bajos precios internacionales han sido un problema transitorio, y que es nuestra responsabilidad educarnos y capacitarnos en el manejo de los instrumentos que los mercados financieros ofrecen.
Y eso requiere un enorme esfuerzo –que como buenos colombianos, seguramente seremos capaces- de crear una cultura de ver las oportunidades dentro de cada crisis, de asumir nuestras propias responsabilidades y de cambiar la búsqueda de acciones correctivas por las acciones preventivas.
Si deseas saber más sobre cómo iniciar o continuar tu proceso de capacitación en el uso de los mecanismos de Bolsa para la industria cafetera haz clic aquí.
Artículo redactado por: Andrés Agredo, 12 de junio de 2018.