Supongamos que el lector es un caficultor cuyo costo de producir una libra es de U$ 1.20, y el precio actual de mercado es de U$ 1 por libra, lo que significa que producir café y entregarlo a este precio le está causando pérdidas. ¿Usted fijaría ahora el precio de venta del café que espera producir en los próximos 3 o 5 años a $1 por libra? “¡Ni locos!”, seguramente el lector pensará, ya que hacerlo solo le “garantizaría” producir café a pérdida durante los próximos 3 o 5 años.
Ahora, supongamos que el precio mínimo ideal de venta para su negocio es de $1.80 por libra de café y que el precio de mercado actual es de U$ 2 por libra, y usted tiene la oportunidad de fijar ahora el precio de venta del café que espera producir en los próximos 3 o 5 años a $2 por libra. ¿Lo haría? Seguramente, ya que esto le “garantizaría” producir café de manera rentable durante los próximos 3 o 5 años.
Supongamos también que para la mayoría de los tostadores, precios por libra de café por encima de $1.80 “lastiman” su utilidad y no son atractivos para sus negocios, incluso, podrían generarles pérdidas. Entonces, siguiendo con el ejemplo de que el precio actual por libra de café fuera de U$ 2, ¿cree usted que los tostadores fijarían ahora el precio de compra del café que van a necesitar para abastecer su negocio durante los próximos 3 o 5 años? “¡Ni locos!”, seguramente el lector estará pensando, ya que hacerlo solo les “garantizaría” comprar café a pérdida durante los próximos 3 o 5 años.
Ahora bien, si el precio de la libra de café actualmente fuera de U$ 2, y siguiendo el mismo ejemplo, ¿cómo haría el lector para fijar precios de venta de su café a 3 o 5 años, si no hay ningún tostador que quiera comprárselo a futuro? Sencillamente no podría hacerlo; de la misma manera que un tostador no podría comprar café a futuro cuando el precio de mercado está a niveles cercanos a $1, porque ningún caficultor estaría interesado en vendérselo a futuro.
De esta manera es claro que, si en el comercio de materias primas solamente participaran quienes producen o compran la materia prima física, sería casi imposible establecer precios de compra-venta con entrega a futuro, especialmente cuando el precio de mercado está a niveles favorables ya sea para el productor o para el tostador, lo que a su vez, les imposibilitaría manejar su riesgo mediante la fijación de precios a futuro, y no les permitiría aprovechar las oportunidades para hacerlo cuando el precio de la materia prima es atractivo.
Siguiendo el ejemplo de que el precio actual por libra de café es de U$ 2 por libra, usted quiere aprovechar la oportunidad para fijar la venta del café que espera producir en los próximos 3 o 5 años, y no hay ningún tostador que le quiera comprar a esos precios, pero llega un señor que está dispuesto a comprárselo a U$ 2 por libra porque él cree que el precio de la libra de café seguirá subiendo hasta U$ 2.20 en los próximos meses, pero como él no necesita el café físico, tendrá que vendérselo a cualquier otro comprador a precio de mercado antes de la fecha pactada de entrega, y está dispuesto a asumir el riesgo de que en ese momento el precio de mercado haya caído y por ende, causarle una pérdida. Resulta que este señor es un “especulador”, solamente porque está comerciando con una materia prima que ni produce ni necesita para su negocio, sino que solamente aspira obtener una ganancia gracias a la variación del precio. Este señor, por ende, no tiene costos de producción ni costos de procesamiento, por lo que le es indiferente el precio de compra, toda vez que cuando lo venda, el precio sea mayor y pueda obtener una utilidad.
Por otro lado, y como la naturaleza de los contratos de futuros permite realizar primero la venta y luego la compra, es posible obtener una utilidad cuando el precio de la materia prima cae. Esto se llama una operación “en corto”. Por esta razón, este señor especulador, tampoco tendría problema en vender “en corto” cuando el precio está por ejemplo a $1 por libra, toda vez que cuando realice la compra, el precio esté más bajo y pueda así obtener una utilidad. Naturalmente, en ambos casos está dispuesto a asumir el riesgo de que la variación de precio sea en su contra y le cause una pérdida.
Creo que si he sido claro en mi explicación, el lector ahora estará pensando que este señor especulador puede permitir que el productor aproveche la oportunidad de vender a futuro su materia prima cuando el precio está por encima de $2 por libra, y de igual manera, el tostador pueda aprovechar la oportunidad de comprar a futuro el café que va a necesitar cuando el precio está por debajo de $1 por libra, precisamente porque va a ser ese señor especulador quien estará del otro lado de la transacción en ambos casos.
De esta manera los especuladores inyectan liquidez a los mercados de futuros, facilitando el intercambio de materias primas con entrega futura, y permitiéndole a los productores y tostadores manejar su riesgo comprando y vendiendo a futuro cuando los precios les son favorables.
De hecho las estadísticas muestran que los especuladores tienden a acumular el máximo de posiciones compradoras cuando el precio está en niveles extremos altos, y a acumular el máximo de posiciones vendedoras (cortas) cuando el precio está en niveles extremo bajos:
Y por esta razón, no es de extrañar que las estadísticas también digan que aproximadamente el 85% de los especuladores pierden dinero en los mercados. En otras palabras, ¡el 85% de los especuladores no sabe especular!Tampoco es de extrañar que muchos llamen a los especuladores “dinero tonto”. Y su falta de conocimiento y/o de experiencia, querámoslo o no, sea justo o no, ofrece oportunidades para quienes sí los tienen.
El problema es que, si cuando los precios están a un nivel favorable para los productores, estos no saben utilizar estas herramientas financieras de compra-venta a futuro o no tienen acceso a ellas, no podrán aprovechar la oportunidad de vender su café a futuro cuando los precios les son favorables, lo que les impedirá administrar su riesgo y por ende, quedar expuestos a las fluctuaciones de precio de la materia prima que producen, hasta el punto de tener que producir a pérdida en ocasiones.
¿Le suena al lector familiar la situación actual? Ahora le pregunto, ¿la raíz del problema de los caficultores son los especuladores, o es el desconocimiento de estas herramientas financieras, lo cual les ha impedido aprovechar las oportunidades de vender su café a futuro, cuando el precio por libra ha estado a niveles favorables?
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¡Por su éxito!
Artículo redactado por: Andrés Agredo, 07 de septiembre de 2018.