¿Qué tiene que ver un robot que ingresa órdenes sistemáticamente para comprar o vender contratos de futuros en la Bolsa de Nueva York, con un caficultor en el campo colombiano?
Mucho más de lo que uno podría pensar.
Como ya hemos estudiado, en las Bolsas de Futuros sobre Commodities se encuentran dos tipos de participantes: Comerciales (o coberturistas) y Especuladores. [Ver: “¿Los especuladores son malos para la industria cafetera?].
Cada semana, la Comisión de Negociación de Futuros [CFTC por sus siglas en inglés] reporta el total de contratos de futuros que mantienen en su posición tanto los comerciales como los especuladores en todos los mercados de commodities, incluyendo el café.
En su reporte del 3 de Julio del 2018, la CFTC informó que los especuladores tenían una posición neta de 82,323 contratos cortos, la máxima apuesta bajista que los especuladores habían registrado hasta ese entonces. [Ver: “Terminología clave para comprender los futuros de café”]
Esto es aproximadamente unos 23 millones de sacos de 60 kilos de café, casi 2 veces la cosecha anual colombiana vendida “en papel” por inversionistas que apuestan a que el precio seguirá cayendo. Esto es suficiente peso vendedor para explicar el por qué los precios han estado tan bajos últimamente.
¿Y qué tiene que ver esto con los “robots” que mencionaste?, te preguntarás.
Pues que la negociación de contratos de futuros basada en algoritmos, es decir, por “robots” de trading, se estimó en un 74% del total de las órdenes en el año 2015 y un 68% en el 2016, según lo reportó el ente regulador de los mercados de futuros [“CFTC”]. Es decir, que la mayoría de las órdenes de compra y venta que van a los mercados de futuros sobre commodities, como el oro, el petróleo y naturalmente el café, son dirigidas por máquinas pre-programadas.
Y aunque lo anterior es una cifra global que incluye el volumen de negociación de todos los sectores [agricultura, energía, metales, acciones y divisas), y el sector de la agricultura es el que menor porcentaje de su volumen de negociación se ha regido por la negociación algorítmica entre todos los sectores, registró el 50% de su volumen, lo cual de por sí ya es alto y va en aumento, como lo muestra el siguiente gráfico:
Estamos en la era de la tecnología y la automatización de procesos, y los mercados financieros no se escapan de ello. El asunto es que para negociar de manera especulativa en los mercados de materias primas o commodities, es decir, para sacar provecho de las fluctuaciones de los precios sin poseer o necesitar el commodity físico como tal, es indispensable tener una metodología de negociación basada en reglas. Y los algoritmos o robots de trading facilitan y automatizan estos procesos de toma de decisiones y de ejecución de órdenes de compra y de venta.
Básicamente para crear un algoritmo o robot de trading se necesita:
- Un estudio histórico del comportamiento del mercado. Aquí se identifica uno o varios patrones de comportamiento de un commodity en particular, basado principalmente en indicadores técnicos, es decir, en los movimientos del precio solamente, sin tener en cuenta los fundamentales de ese mercado, como por ejemplo, estimativos de cosecha, consumo, clima, etc.
- La construcción de reglas para comprar y vender de acuerdo al estudio previo y crear el algoritmo, que no es otra cosa que el conjunto de esas reglas. Aquí se programa ese algoritmo en un lenguaje de programación para plataformas de trading y se tiene el código. Este código para un fondo de inversión de Wall Street viene a ser como para Coca-Cola la fórmula 7X: Un invaluable tesoro “intangible”.
- Una plataforma de trading que lea el código y lo traduzca en generar de señales de compra y venta, y estas a su vez las traduzca en órdenes de negociación automáticas que van directamente a la plataforma del bróker.
La tecnología, los robots y el aprendizaje automático en todas las áreas de la vida es algo imparable, y más vale adaptarnos y gozar de sus beneficios que luchar contra ella. La tendencia creciente de especuladores guiados por máquinas y que sin duda alguna influirá en los precios de nuestro café –querámoslo o no- seguirá en aumento.
Vale la pena aprender cómo funcionan estas máquinas e incorporar la tecnología en nuestra industria agrícola, ya no sólo desde la productividad en el campo, sino hasta la negociación en la Bolsa.
Artículo redactado por: Andrés Agredo, 12 de julio de 2018.